miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL VALOR DE UNA SONRISA


No cuesta nada, pero significa mucho.
Enriquece a los que la reciben, sin perjudicar a los que la dan.
Se produce fugazmente y a veces queda en la memoria para siempre.
Nadie es tan fuerte para poder prescindir de ella, y los débiles se fortalecen con sus beneficios.
Genera felicidad y es la contraseña de los amigos.
Es descanso para los fatigados, esperanza para los desalentados, luz para los tristes y el mejor antídoto de la naturaleza para los problemas.
Pero no puede comprarse, rogarse, pedirse o robarse, porque es algo que no le sirve a nadie hasta que se recibe.
Y si en la prisa confusa del mundo de los negocios de la actualidad, algunas de las personas que conoces ya no pueden dar una sonrisa, ¿podemos pedirte que sonrías?
Porque nadie necesita tanto una sonrisa como los que no son capaces de sonreír.
(M. Alles)

Desde un rincón del mundo llamado Copiapó, en la angosta y larga faja de tierra que se llama Chile, te invitamos a ser un DONANTE UNIVERSAL DE SONRISAS.