lunes, 24 de agosto de 2009


Es extraño lo que pasa arriba de un escenario:

El actor, interpretándose a sí mismo, busca entre sus cientos de condicionamientos, promesas, conceptos ideales, proyecciones, introyecciones, en resumen su neurosis, algo de verdad que poder compartir con el público.

Y esta idea de público pasivo también es extraña, ya que cada vez que vemos algo lo construimos con el filtro de nuestros cientos de condicionamientos, promesas, conceptos ideales, proyeciones, introyecciones, en resumen nuestra neurosis.

De esta manera, extraña, nos encontramos en algún punto en donde se expresa lo inexpresado, en donde el lenguaje queda libre por el gesto y la acción, en donde la belleza encuentra la verdad, en donde olvidamos el personaje y nos convertimos en personas.